martes, 29 de marzo de 2011

Tango clásico y moderno en la Alianza Francesa

Un instante del concierto que Le Tangó ofreció en la Alianza. Integran la agrupación Fernando Pérez en el piano y Carlos Hernández en guitarra electroacústica. El cantante es Eloy Velásquez.
 

Un instante del concierto que Le Tangó ofreció en la Alianza. Integran la agrupación Fernando Pérez en el piano y Carlos Hernández en guitarra electroacústica. El cantante es Eloy Velásquez.
Pocas veces se puede sentir una apoteosis en el placer estético de una presentación musical sin la necesidad de un público numeroso. En el diminuto auditorio de la Alianza Francesa, con un público culto y enchufado al máximo, escuchando a tres jóvenes ejecutando una mezcla del tango y la milonga clásica, como también versiones instrumentales del tango contemporáneo y progresivo, se dio una velada realmente excepcional.

Aunque Le Tangó a veces es un quinteto, tocó en forma de trío. Fernando Pérez en el piano y Carlos Hernández en guitarra electroacústica son ambos graduados del Conservatorio Rimsky-Korsakov; y su cantante, Eloy Velásquez, algo mayor, tiene academia, experiencia y mucho talento. A la milonga El gordo triste, compuesta originalmente por Horacio Ferrer, le hicieron sus propios arreglos llevados por el barítono natural de su cantante y frontman Eloy Velásquez.

Más suave y contemplativo estuvo Chiquilín de Bachín, muy bien cantado por Velásquez, haciéndole justicia a esta música poética y provocando exclamaciones del público.

José Guerra Castillo, artista y periodista cultural en plena actividad, pidió que bajaran el volumen del piano, cosa que se llevó a cabo con armonía y naturalidad, como en la sala de un hogar. Hubiera sido imposible en otro contexto.

Tango Skai fue un tango modernamente clásico y ejecutado instrumentalmente, mientras Jacinto Chiclana, una milonga resultado de una colaboración entre Jorge Luis Borges, descomunal genio literario, y Astor Piazzolla, creador del tango progresivo y gigante universal de la música, es decir, las dos máximas figuras de Argentina y entre las primeras del mundo.

A estas alturas era obvio que los jovencitos integrantes de Le Tangó ya han salido a competir como en el Mundial de Tango último en Finlandia. ¡Qué bien escogido el programa!

A continuación hicieron Sus ojos se cerraron, clásico de Gardel de 1935, ejecutado con absoluta fidelidad al original. Asimismo, cantando de maravilla, Velásquez conmovió a un público conocedor con El día que me quieras, impactante y muy suave. El inmortal y profético Cambalache de Discépolo, que con cinismo describe el “despliegue de maldad insolente del siglo XX” o “lo mismo un burro que un gran profesor” y “el que no afana es un gil”, representó lo mejor del tango clásico.

Pero fue Balada para un loco, un surrealismo de Piazzola que habla de tener “medio melón en la cabeza” y “yo sé que estoy piantao (loco)”, y Libertango totalmente instrumental con un vuelo de sonido tal que todos los grandes ballets del mundo le otorgan grandes espacios, fue un arrebato emocional para todos los que conceptúan a la música como Dios en forma de sonido.

escrito por SERGIO PÉREZ- Diario El Universo

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