martes, 22 de febrero de 2011

Le Tangó sueña con el mundial de Finlandia


Como una pasión compartida, una zambullida en el recuerdo, “en la magia de una música profunda, grave y nostálgica”, con textos apasionados, tristes, “que escapan al molde habitual de las canciones populares”. Así definen desde el grupo Le Tangó la música que tocan, los aires de milonga y tango que interpretaron el pasado miércoles en su primer concierto del año.
El grupo guayaquileño de piano, voz y guitarra -que nació en 2006- arrancó así su preparación para asistir en julio próximo a la celebración bienal y nómada de la Cumbre Mundial del Tango, que fijó su cita del 2011 en Seinajöki, Finlandia.
“Hasta en Seinajöki cantan tango”, constata Eloy Velásquez, la voz de la agrupación y quien ha sembrado la pasión por la música argentina en sus compañeros, los instrumentistas académicos Fernando Pérez (piano) -amigo de la infancia- y Carlos Hernández (guitarra), a quien encontraron “en el camino”.
Velásquez y Pérez asistieron en 2009 representando al Ecuador a la octava Cumbre Mundial del Tango en Bariloche (Argentina), allí recibieron la invitación para la próxima cita, cuya sede fue asignada a la delegación finlandesa. “En Finlandia hay todos los años un gran festival que se llama Tangomarkkinat, ellos tienen a Olavi Virta, quien es el Carlos Gardel del tango finés, una variante establecida al tango argentino, introducida en ese país a inicios del siglo XX”, explicó el cantante, también artista plástico y cultor del dibujo.
La idea es aprovechar para asistir a un Festival en Bruselas (Bélgica), para lo que buscan auspicios y ofrecerán varios conciertos en la ciudad en el primer semestre del año.
Por lo pronto el recital que ofrecieron en la Alianza Francesa esta semana contó con un auditorio lleno. Le Tangó presentó un repertorio renovado que consta de algunos clásicos como El día que me quieras y Nostalgias, conocidos más por sus versiones en bolero. Pero también incluyeron canciones para iniciados: el Nocturno a mi barrio de Aníbal Troilo, el mítico bandoneonista bonaerense, o un tema del poeta y compositor uruguayo Horacio Ferrer, “a quién conocimos en Bariloche y se alegró mucho de que en Ecuador se hiciera tango”.
La agrupación, que suele actuar también con contrabajo y violín en una pequeña orquesta, interpretó además Cambalache y Volver. Pero el público pedía más clásicos: Malena, A media luz, Caminito, La Cumparsita, gritaban desde las butacas, por lo que el trío -luego de despedirse- tuvo que volver dos veces al escenario y seguir actuando.
Astor Piazzolla no podía faltar en el programa, sonó en exquisitos instrumentales de piano y guitarra, como en la versión de Libertango a la que los músicos le imprimieron el aire de un thriller psicológico. “El género permite el lucimiento de todos los instrumentos. Para mí el tango es una forma de relacionarme con otra cultura y con la música popular”, indicó el guitarrista clásico Carlos Hernández.
Fernando Pérez, pianista que antes solo tocaba música clásica, dice que lo “bonito del género es el carácter, es muy rítmico y uno puede imprimirle bastante fuerza”.
Sentimental, trágico, sombrío, “a veces medio oculto”, la música de Gardel “está llena de intriga, te mantiene pendiente de la historia que te va narrando”, agregó Velásquez , para quien el tango es “pasión pura, sentimiento y algo muy personal”. Alexander García V.

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